Era una sombra tan estúpida que odiaba el sol, aun sabiendo que dependía de él para estar a salvo. Odiaba también a las personas pues eran posesivas y a los animales porque eran incapaces de hablar.
Cierto día viajó a Paris para probar el vino, y estando en la bodega se encontró con un barril bastante sabio, pero que no dejaba de hablar. Tenía una dentadura milenaria y una voz muy ronca, gesticulaba como ningún otro y cuando reía escupía muchos litros de vino.
Los dueños del lugar estaban cansados de que el barril derroche tanto de su preciado vino francés entonces decidieron dejar que éste se secase, y la sombra perdió al único amigo que había tenido.
Cuando estaba saliendo de la bodega se aferró a un farol, éste comenzó a bailar con ella y así estuvieron hasta el amanecer. Ambos odiaban el sol, entonces decidieron huir juntos hacia algún lugar en el que puedan encontrar la felicidad.
Durante el viaje el farol enfermó, sus pies se oxidaron y dejaron de moverse, entonces la sombra decidió seguir viaje y el farol lamentó su pérdida.
Ayer me contaron que la sombra es famosa, que esta rodeada de oro y que vive en un castillo en Rusia. Yo sé que eso no es verdad, pues la tengo al lado mío enseñándole a hacer nuevos amigos. Y cuando se rebela y trata de escaparse nuevamente, enciendo la luz y mientras escucho como putea, vuelvo a atarla a mis dedos para que no me abandone nunca más.
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